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lunes, 6 de junio de 2011

MARGARITA BARRIENTOS "LAS MADRES ROMPIERON LAS CALLES Y NO PUEDEN ENTRAR LAS DONACIONES




MARGARITA BARRIENTOS

"Las Madres rompieron las calles y no pueden entrar con las donaciones"

 Muy interesantes las declaraciones de Margarita Barrientos, de la Villa Los Piletones, al canal 
TN (Grupo Clarín) acerca del desastre cometido por la Fundación Madres de Plaza de Mayo en 
ese asentamiento habitacional.
 Fundación Madres de Plaza de Mayo se ofreció a Néstor Kirchner, años atrás, para trabajar políticamente en los asentamientos habitacionales en favor del Frente para la Victoria
Uno de los objetivos fue la Villa Los Piletones (Villa Soldati) porque en ese territorio precario trabajabaMargarita Barrientos, quien mantenía un intercambio amable con Mauricio Macri.
Otro de los objetivos fue Rita Díaz, presidenta de Madres del Paco, quien realizaba un trabajo muy trascendente en el Bajo Flores, y tampoco era afin al Frente para la Victoria.
Es decir que Bonafini decidió realizar una actividad partidaria en las villas de emergencia y asentamientos precarios para introducir al kirchnerismo donde su fundador consideraba que debía tener mayor presencia.
Precisamente Margarita Barrientos recordó, entrevistada por TN, que fue en días de Jorge Telerman a cargo de la Jefatura de Gobierno porteña cuando se le encargó a Hebe de Bonafini la construcción de viviendas, comenzando por Los Piletones (Margarita no lo dijo pero habría que recordar que la hoy legisladora porteña por Martín Sabbatella, Gabriela Cerruti, por entonces ministra de Derechos Humanos, fue clave en aquella decisión de Telerman).
Según Barrientos, "han transcurrido 5 años y de las 400 y pico viviendas dicen que han terminado 80 pero las viviendas que tienen que estar, no están". 
Barrientes se quejó con amargura: "Teníamos una placita donde iban a jugar nuestros chicos. Mi marido había ayudado a hacer algunos de los juegos, y de la noche a la mañana cayeron los de la Fundación Madres de Plaza de Mayo y se quedaron con la placita, comenzaron a construir ahí y dejaron a nuestros chicos sin un lugar donde jugar. Peor aún: rompieron todas las calles y nunca las arreglaron. Nosotros teníamos asfalto desde la entrada al parque hasta el comedor y ahora es un barrial. Los vehículos que traen donaciones para el comedor no pueden ni entrar".
Margarita Barrientos dijo que en un comienzo ella quiso hablar con Bonafini "pero nunca me recibió. Ahora ya no me interesa hablar con ella".
Barrientos dijo que tiene información de que la Fundación Madres de Plaza de Mayo no solamente dejó a Los Piletones sin plaza de juegos sino que un comportamiento similar se registró en Ciudad Oculta.
El procedimiento es importante de tener en cuenta: la Fundación Madres de Plaza de Mayo decidió realizar un trabajo político en un asentamiento. Pero no había un perímetro desocupado donde construir, y así comenzar con la tarea. Entonces iban y ocupaban el lugar comun para ubicar el obrador y comenzar su actividad, que era proselitista antes que social y por eso es que no se han terminado las viviendas comprometidas.
Precisamente eso es lo que también habría descubierto Schoklender: que era una misión política y que las viviendas no eran lo importante, y por eso podría haber encontrado el marco propicio para las irregularidades por las que hoy día se investiga.
De todos modos, Margarita Barrientos dijo que no creía que las Madres de Plaza de Mayo sean las responsables directas de lo ocurrido sino que cree que fueron sorprendidas en su buena fe, que es la hipótesis de la Casa Rosada.
Esa declaración es lógica: de lo contrario, Barrientos sería llamada a ampliar sus declaraciones en sede judicial, y no es su propósito. Ella prefiere mantener su actividad en sus comedores sociales y que Bonafini se arregle con su gente.
En el libro “Madre argentina hay una sola”, de Rodolfo Braceli y Juan Andrés Braceli, acerca de la historia de 58 madres ejemplares, la última de las historias se titula: “Madre de 10 hijos y de cientos”, la historia de Margarita Barrientos.
Ella nació muy pobre, en una zona agreste de Santiago del Estero, el 12 de octubre de 1961.
“Eramos 12 hermanitos, cuenta Margarita, pero de los 12 quedamos 5, porque los otros se murieron. Vivíamos en un campo y mi mamá falleció de leucemia cuando yo tenía doce años”.
A la muerte de su mamá se sumó luego el abandono del padre, que “nunca más vino”.
En medio del monte, Margarita conoció el hambre. Una monja se hizo cargo de ella y un Juez de Menores la envió a Buenos Aires.
Margarita se casó y tuvo 9 hijos, al que se le sumó uno adoptado.
Su marido es lisiado, perdió el brazo derecho en un accidente y cobra una magra pensión.
Margarita vivía con su familia en Villa Lugano y allí tuvo su primer contacto con niños abandonados a los cuales comenzó a dar de comer.
Por aquellos días su hija tuvo un hijo y se trasladó a Villa Soldati.
Margarita fue a visitarla: “Un día fui al lugar y vi una villa miseria de verdad. Vi chiquitos muy pobrecitos. A uno le pregunté si había comido, ¿vos comiste, bebé? Y me contestó que ese día no habían comido y que la noche anterior tampoco”.
Margarita decidió abrir un comedor para los niños del barrio.
Su marido le dijo que eso era imposible con lo poco que ganaba.

“Pero yo cobré mi primera pensión con aguinaldo, junté $ 218, me tomé el tren y me fui al Mercado Central. Compré mercadería. Al otro día, el 7 de octubre de 1996, me puse a cocinar para los chiquitos de Soldati. Y ya no volví más a Lugano”.
A Margarita le preguntaron cuáles eran sus sueños y ella respondió: “Mi sueño es que nunca me falte la comida para toda la gente... que nunca tenga que decirles hoy no tengo leche u hoy no cocino sopa porque no tengo para comprar zapallo”.