TERGIVERSACIÓN
Para Cristina, que en el acto de Filmus insistió en su error
El sábado 21/05 Cristina Fernández insistió en su error de intentar llevar agua
para su molino con los sucesos en la Plaza del Sol española. La corresponsal
del ABC madrileño ya le había advertido sobre diferencias a tener en cuenta.
Habrá que recordar esa nota...
21/05/2011 | 19:56
Cristina Fernández entre Daniel Filmus y Carlos Tomada, en el teatro ND Ateneo. A la izq., Amado Boudou. Foto: Fernando Gens/Télam (21/05/2011).
. El viernes 21/05, en alusión a la "spanish revolution",Cristina Fernández dijo: “Lo que están pidiendo estos jóvenes es tener esperanza y construcción de futuro que es lo que hemos hecho y estamos haciendo aquí en estos años felices (...) Reclaman lo que nosotros ya hemos hecho."
El concepto volvió a deslizarlo el sábado 22/05 desde el ND Ateneo (de Enrique Albistur), al presentar a los candidatos porteños del Frente para la Victoria que lideran Daniel Filmus (quien no pudo hablar porque tuvo que cederle la palabra a Cristina) y Carlos Tomada.
La Presidenta destacó la presencia de los jóvenes en el acto y en ese sentido señaló que "todos los argentinos, piensen como piensen, deberían estar contentos de que nuestros jóvenes estén en las calles no como enemigos del sistema".
Al respecto, aludió a la situación de España y mencionó una frase que levantan los jóvenes españoles: "Nosotros no somos el antisistema, es el sistema que está contra nosotros".
La Presidenta destacó la presencia de los jóvenes en el acto y en ese sentido señaló que "todos los argentinos, piensen como piensen, deberían estar contentos de que nuestros jóvenes estén en las calles no como enemigos del sistema".
Al respecto, aludió a la situación de España y mencionó una frase que levantan los jóvenes españoles: "Nosotros no somos el antisistema, es el sistema que está contra nosotros".
Por lo tanto hay que volver a la nota de Carmen de Carlos, del madrileño ABC acerca de las diferencias entre el "que se vayan todos" argentino y los "indignados" españoles:
Se llaman " Indignados".
En el mundo, en Buenos Aires y hasta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, les compara con los argentinos que, a golpe de cacerola, gritaban "que se vayan todos" en el año 2001.
Pero, entre ambos movimientos, hay un gran abismo.
Las diferencias lo son de forma y de fondo.
La brecha que los separa empieza en un país desarrollado y no es comparable a otro que, pese a todo, aún no ha recorrido ese camino que conduce, con todos sus vaivenes, al hoy maltrecho estado de bienestar.
Los miles de españoles que acampan en Sol y en otras plazas del país lo hacen las 24 horas en total tranquilidad.
El ambiente resulta, a la vista de las imágenes, festivo. Se reparten "bocatas", refrescos y cervezas.
Hay tenderetes para evitar el sol, partidas de cartas, teatrillos, tertulias, charangas y hasta un coro de mineros.
No tienen bandera partidaria pero comparten el descontento de un país que parece haber abandonado a su juventud y es incapaz de ofrecer trabajo al 20% de su población.
Ellos y los afectados por la crisis, tienen techo pero a duras penas pueden pagar sus hipotecas.
Han tenido que cambiar a sus hijos de colegios privados a concertados o públicos, dejar de salir a cenar por capricho y someterse a otro de tipo de privaciones a las que no estaban acostumbrados.
En definitiva, han tenido que ajustarse el cinturón varios agujeros a la derecha.
Para buena parte de los españoles el futuro se torna gris y el presente se ha convertido en una cuestión de dependencia del Estado o de sus familias.
La televisión argentina difunde la imagen de una joven en Sol que protesta por su situación : “ Tengo una carrera y hablo varios idiomas pero no puedo independizarme, tengo que seguir viviendo en la casa de mis padres” . Ese es su drama y hace bien en quejarse.
El "mayo español" es un movimiento de protesta del primer mundo.
Lo que pasó en Argentina en el 2001 fue un grito desesperado de hambre, injusticia y tragedia.
Los argentinos que fueron en avalancha a la Plaza de Mayo en diciembre del 2001 lo hicieron para echar al por entonces presidente Fernando de la Rúa.
Aquellos argentinos vivían la peor crisis de su historia.
No podían sacar libremente el dinero del banco porque el Gobierno lo había prohibido.
La pobreza escalaba hasta superar con creces el 40% de la población.
Los porteños de Buenos Aires cruzaban a Uruguay con sus ahorros ocultos en la mochila para ponerlos a salvo.
Otros, los escondía en el dobladillo de las cortinas o bajo el colchón.
El peso, la moneda nacional, era papel mojado pese a que el Gobierno insistía en su paridad con el dólar.
El país estaba inundado de monedas provinciales y el cambio en negro iba camino de duplicar el oficial.
Los saqueos a los supermercados se convirtieron durante varios días en el pan nuestro de cada día.
La televisión ofrecía imágenes de los asaltos.
Un camión que transportaba ganado volcó. Los habitantes de los barrios de chabolas sacrificaron en la cuneta a los animales y se llevaron los trozos fruto de la descuartización.
Las fotos de los niños de Tucuman que morían por inanición dieron la vuelta al mundo que dudaba si se trataba de Argentina o de África.
En España esto, no se ha visto.
En la Plaza de mayo de diciembre del 2001 la Policía dispersó a sangre y fuego a los manifestantes.
De La Rúa abandonó el Gobierno humillado y pasó a la historia con el saldo de una crisis sin precedentes y el de casi cuarenta muertos.
Los argentinos de entonces lloraban por las esquinas, hacían colas kilométricas en los Consulados de España e Italia para huir de la miseria.
No sabían entonces y aún lo desconocen hoy, que es un seguro de desempleo digno, una Sanidad pública en condiciones, una educación donde, al menos, se garantice calefacción en todas las escuelas.
Esto, en España, sí existe.
Cristina Fernández de Kirchner, también tuvo su ración de cacerolas públicas pocos meses después de llegar a la Presidencia.
El Gobierno lo resolvió rápido, mandó a sus piqueteros y a matones como Luis D´Elía y Guillermo Moreno a silenciarlas.
Ayer, en alusión a la "spanish revolution", la Presidenta dijo: “ Lo que están pidiendo estos jóvenes es tener esperanza y construcción de futuro que es lo que hemos hecho y estamos haciendo aquí en estos años felices (sic...) Reclaman lo que nosotros ya hemos hecho."
Pues no, ni reclaman lo mismo ni lo que sucede hoy en España es igual a lo que pasó en Argentina en el 2001.
No lo fue antes ni, por muy feliz que se sienta ella, lo es ahora.
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